Ministerio Internacional de Sanación de Familias
Oración para sanar a tu familia y a ti!
Por P. Yozefu – Balikuddembe Ssemakula
Resumen:
Hablando estrictamente, el destino y la suerte pueden ser inexistentes. Sólo podemos tener una oportunidad en la vida y, por lo tanto, ésta se trata con mucha seriedad ante Dios. Esto significa que nuestras vidas son demasiado importantes como para dejarlas al «destino», «suerte» y/o «coincidencias» de Dios. La mayoría de las cosas que nos suceden a nosotros y a nuestras familias tienen un por qué. Más sin embargo nunca pensamos a profundidad y simplemente imaginamos que no hay ningún motivo, sólo suerte o destino. Las «cosas malas que le suceden a las personas buenas» han existido durante bastante tiempo, pero nunca resolvieron la pregunta del «destino». Pero suponer que la «suerte» era en realidad «bendición» y que «destino» era «no bendecir», estas dos palabras aparentemente misteriosas finalmente habrán perdido su misterio cuando terminen de leer este artículo.
En este artículo vamos a explorar todo un sistema de bendiciones y no bendiciones, las cuales están interconectadas en nuestras vidas. Y la buena noticia es que podemos influir en este sistema dependiendo de cuáles preferimos tener en mayor abundancia, bendiciones o no bendiciones.
Artículo:
Tu familia está acosada por los problemas. Es decir, es una familia normal. Y como eres un creyente en Dios, ciertamente has orado a Dios por muchos de estos problemas. Y tal vez hayas tenido la dicha de que algunas hayan sido escuchadas en su totalidad, algunas otras a medias, ¡pero existen esos problemas que no parecen ir a ninguna parte!
¡Simplemente giran en círculos a tu alrededor y siguen siendo presentados nuevamente para su consumo! Tu imagen de Dios se ve gravemente afectada, porque no entiendes, por tal motivo parece que Él no te escucha en estos temas en particular. Tu voz se siente como un grito en el desierto. Si lo tuyo es este tipo de situación, ¡esta es la oración para ti!
De nuestras familias hemos heredado bendiciones. Sal 103: 17-18 dice: “Pero el amor del Señor con los que le temen es desde siempre y para siempre., defenderá a los hijos de sus hijos, de aquellos que guardan su alianza y se acuerdan de cumplir sus ordenanzas”. ¡Por estas bendiciones familiares, por lo tanto, siempre debemos agradecer al Señor!
Sin embargo, en el mismo sentido, también hemos heredado «no-bendiciones» Jesús, una vez hablando con los judíos, decía: Mt.23: 34-36; Lc.11: 49-51: «Desde ahora les voy a enviar profetas, sabios y maestros, pero ustedes los degollarán y crucificaran, y a otros los azotaran en las sinagogas o los perseguirán de una ciudad a otra. Al final recaerá sobre ustedes toda la sangre inocente que ha sido derramada sobre la tierra, desde la sangre del justo Abel hasta la sangre de Zacarías, hijo de Baraquías, al que ustedes mataron ante el altar, dentro del Templo. En verdad les digo: esta generación pagara por todo eso.» La razón por la que Jesús dice estas cosas no es porque está enojado y quiere castigar a estos fariseos, ¡no! ¡Él está explicando los problemas que vendrán a ellos, no de Él o de Su Padre, sino simplemente de la naturaleza de cómo funcionan las cosas! Tenga en cuenta también que el profeta Zacarías al que Jesús se refiere había sido asesinado cinco siglos antes de Jesús, por lo que seguramente estos judíos que están frente a Jesús en este momento, dice que «… a quien USTED asesinó …». Para el Señor, claramente no hay diferencia entre esos judíos en aquel entonces y estos judíos, porque estos son los descendientes de ellos. Estos son esos, y esos son estos. Y al igual que en la primera cita anterior, entendemos que podemos heredar bendiciones, a partir de esta segunda entendemos que podemos heredar las no bendiciones. Es sólo una herencia que no hicimos nada para obtener tampoco.
Entonces nos damos cuenta de que hay un sistema en alguna parte aquí. Un sistema que no hicimos pero que ya encontramos hecho. ¿Por quién? Por el Padre ¿Por qué hizo Dios el sistema de herencia? Cuando Dios nos creó por primera vez, el pecado no era parte del plan. Así que Él nos diseñó de tal manera que todas las cosas buenas que Él había dado a nuestros primeros padres se heredarían naturalmente a sus hijos y así
sucesivamente hasta el fin del mundo, sólo por el hecho de haber nacido de ellos. Un sistema automático de transmisión.
Sin embargo, entró satanás, y al introducir el pecado en este sistema de transmisión ya hecho para el bien de nuestra vida, ¡el pecado y sus efectos comenzaron a ser parte de lo que se transmite por el mismo sistema! Y así es como llegamos a donde estamos hoy, heredando bendiciones, por un lado, y no bendiciones por el otro. Lo que originalmente fue diseñado como un regalo para nosotros se convirtió en un canal de problemas no deseados en líneas generacionales.
Pero Dios no cambió el sistema incluso después de que satanás se había infiltrado, lo dejó como lo había hecho porque aún era lo mejor que tenía para bendecirnos. Pero tuvo que traerle una actualización: 1) para darnos conocimiento de lo que había comenzado desde que satanás entró; y 2) por darnos un Salvador. De esta manera, el sistema aún se usaría para bendecir a muchas personas, una vez que se les enseñe a usarlo como se pretendía originalmente, (el conocimiento), y al mismo tiempo se le aplica el poder redentor de su hijo Jesús el Salvador (Su Muerte y Resurrección). El problema es que no sabías muy bien de estas cosas en particular, incluso teniendo conocimiento del Salvador.
El problema de que los humanos no tienen suficiente conocimiento de las cosas de Dios siempre ha existido. Los seres humanos siempre vivieron una vida en la que parecía haber tantas otras cosas que no podían distinguir fácilmente lo que era importante de lo que no lo era, y por lo tanto, a veces se perdían cosas muy importantes. Este no es un problema sólo de nuestros tiempos tecnológicos. Ya era tan desenfrenado en los tiempos del Antiguo Testamento que Dios mismo se lamenta en Oseas 4: 6: “¡Mi gente perece por falta de conocimiento!” ¿Y nos preguntamos cuánto sucedió realmente en esos desiertos de pobreza sin computadoras en aquel entonces? ¡Bueno, los humanos siempre han estado ocupados! Entonces entendemos que la falta de conocimiento de las cosas de Dios, conocimiento que muchas veces en nuestro mundo considera el «conocimiento de ocio», es decir, el conocimiento con el que puedes vivir, puede ser un conocimiento tan crítico como el de perecer o de supervivencia ¡Hoy es tu oportunidad de tener ese conocimiento!
Y entonces, cuando se trata de nuestras familias, ¿de qué estamos hablando exactamente? Cuando se trata de nuestras familias particulares, estamos hablando de esas cosas negativas que has visto persistentemente presentes en tu historia familiar de generación en
generación, a veces saltándose una generación, ¡pero simplemente no desaparece! Eminentes ejemplos se encuentran en el campo de la salud, donde el médico le pregunta si se sabe que una determinada enfermedad ocurrió en tu familia inmediata o extendida, normalmente se sabe que aumenta el riesgo de tenerla. Estamos tan acostumbrados a escuchar esto que no pensamos más. ¿Pero por qué deberíamos haber sido creados con la enfermedad? ¿Dios nos hace con la enfermedad? ¡De ninguna manera! ¡Lo que Dios hizo fue bueno y muy bueno! – Génesis nos dice. Y entonces, ¿enfermedad? Dos cosas son muy claras en este punto: 1) la enfermedad hereditaria no es de Dios, y 2) algo salió mal. Esos dos puntos se pueden resumir en una palabra: satanás.
Satanás es el autor y luego el copropietario (con nosotros) de toda negatividad donde sea que se encuentre en la faz de la tierra, grande o pequeña, directa o indirectamente. Espero que el lector lo tenga claro. No hay negatividad neutral. Si es negativo, entonces su incitador sólo puede ser uno: satanás. En nuestro mundo de hoy le damos todo tipo de eufemismos, a partir de nombres de libros acuñados por expertos en investigación en ciencias humanas, pero debemos saber exactamente de quién estamos hablando. Una enfermedad humana con una etiqueta de nombre especializada no significa que no pueda ser el trabajo de satanás. Y si él no es directamente la causa, es indirectamente la causa porque todo el mal, el pecado y la muerte vinieron de él. La única razón por la que lo exculparías es cuando esa cosa no es negativa, entonces él no tiene nada que ver con eso. El Señor lo llama «el padre de las mentiras» (Jn 8:44), y nuevamente, siendo él el ladrón, el Señor también nos dice que sólo sabe hacer tres cosas: «robar, matar y destruir» (Jn10: 10). Esto significa que dondequiera que encuentre la más mínima idea de cualquiera de esas tres cosas, sea muy claro en cuanto a quién está alrededor.
Esto no es para asustarnos. Nos corresponde a nosotros saber exactamente qué está sucediendo, y sobre quién es, de modo que podamos saber exactamente cuándo y cómo aplicar el poder del Salvador que se nos da con ese propósito, para luchar contra nuestro enemigo. No saber esto es lo que lleva al pueblo de Dios a perecer (Os 4: 6), porque si casi nunca reconocemos a satanás, entonces no podemos luchar contra él. ¡El maligno gana batallas, sin sudar!
Y así cuando miramos a nuestras familias y vemos todas estas cosas que roban nuestra fuerza, nuestra energía y poder, nuestras personalidades, nuestro talento, nuestros recursos; que matan nuestro optimismo, nuestras sonrisas en la vida, incluso nuestra propia gente, o cuando vemos toda clase de destrucción en nuestras familias, no debemos tener la menor duda sobre con quién estamos tratando, o más bien con quién estás tratando, ¿con nosotros? Enfermedad constante, paciencia exagerada requerida en sus relaciones familiares, adicciones, problemas de personalidad, divorcios, homosexualidad, suicidio, accidentes, sus hijos que nunca parecen llegar a ningún lado, desgracias aparentes, puertas que se cierran constantemente con usted y su familia, etc. Y, especialmente, cuando ves patrones de estas cosas sucediendo una y otra vez en tu familia, ahí lo tienes.
Estas cosas tienen una causa personal, en el sentido de una persona, el maligno. Y estas cosas, por extraño que parezca, pueden ocurrir sin cesar incluso si siempre has orado a Dios por ellas. ¿Que está pasando? ¿Cómo consigue satanás todo este poder para causar estragos en mi vida como si Dios no estuviera allí, y como si yo no estuviera orando en absoluto? ¿Es Dios Todopoderoso realmente? ¿Y ese Todopoderoso realmente me ama? Entonces ¡ey!, ¿dónde está Él? ¿Está en la siesta?
Saber esto hoy, que si satanás puede causar todo este caos es porque se le ha dado el poder. ¿Por quién?: por Dios ¡No! ¡Por mí! satanás ha usado mi libertad, el único lugar donde Dios no pone sus pies, para convencerme de que se la entregue, ¡y lo hice! Y mientras Dios se retiene por respeto porque no lo llamamos, satanás puede estar justo en la puerta de mi vida y la de mi familia, y él puede mirar hacia atrás a Dios y decirle: Mira, Majestad no invitada, me llamaron. ¡no tú! ¿Y sabes qué? ¡Dios no tiene absolutamente nada que responder a eso! Él llora, gime, porque sabe muy bien lo que saldrá de ese contrato con satanás, y no en el más allá, ¡en esta vida, para empezar! Pero Él sólo puede esperar y esperar que cambies de opinión, es todo lo que necesita. ¿Pero estamos conscientes?
Pero entonces dices: ¡No, yo no! nunca invité a satanás, lo odio con todo el odio que puedo tener, y, además, siempre he sido católico, me gusta mi fe, incluso me han ridiculizado por ello, lo tomo, no hay problema, y practico todas las cosas católicas que me han enseñado a hacer desde la escuela primaria.
Entonces, ¿invitando a satanás? Y la respuesta es: «Sí, tal vez no tú, ¡sino alguien de quien heredaste!» ¿Recuerdas el sistema diseñado para tu bien? Y dices: «¡No, mis padres también eran / son buenas personas!» Y la respuesta es: «Sí, tal vez no ellos, pero aquellos de quienes heredaron …»! «¿Ves el punto? Y puede ir tan lejos como pueda. No todas las familias experimentan estas cosas con la misma intensidad, pero siempre hay algo de eso en una familia que siempre es notable si sus ojos están lo suficientemente abiertos y son conscientes de que usted lo estará después de leer esto.
En el momento en que hemos establecido el hecho de que el sistema creado por Dios tiene la intención de bendecirnos, pero que también nos lleva a las no bendiciones, ya no podemos decir cosas como:
«Oh, no me importa, ese fue el problema de mis abuelos, o de mis padres (o de cualquier persona con la que esté relacionado), ¡no es mi problema!» Ya sabes qué son los trucos de avestruz: enterrar su cabeza en la arena para no ver el problema, y ¿Por lo tanto pensar que no hay problema? ¡Ese es uno de ellos! Lo que tu familia tiene viene de algún lugar antes que ellos, y tú también eres parte de eso, tú eres ellos, tú eres tú.
Y así entró satanás con su poder destructivo porque fue invitado a través de acuerdos sobre cosas impías, su tipo de cosas que se hicieron con él para atraerlo. ¡Y sólo puede haber una solución: cancelar los acuerdos! Y dices: «Oh, no hice ningún acuerdo con satanás, no sé qué acuerdos se hicieron y quién los hizo con mi familia, así que, ¿cómo puedo cancelarlos?» Quizás nunca sepamos exactamente cuáles fueron los acuerdos, pero sabemos y vemos tus consecuencias. Y el sistema no terminará contigo.
Al igual que tu heredaste bendiciones y / o no bendiciones, también vas a transmitir esas bendiciones y / o no bendiciones a tus descendientes. Cuando se hicieron esos acuerdos, tus antepasados no le preguntaron, todavía no estaban allí; Tu no vas a preguntar a tus futuros descendientes lejanos, que aún no están allí. Nuestros antepasados, o descendientes, que no estaban a la vista, no afectaron la herencia, y no la afectan. La herencia es una cosa espiritual no limitada por el tiempo o el espacio. Simplemente sigue.
Y así, en cualquier momento dado, los que sostienen la llama de la familia son los que están allí. Y sus elecciones para satanás o para Dios serán las heredadas después de ellos. Y como ustedes son los que hoy están allí con su familia, están investidos con todo el poder de aquellos que los precedieron en su familia: la simple herencia. Y así, con ese poder, puedes cancelar los acuerdos con satanás del pasado en tu familia y establecer nuevos y buenos con Dios para el futuro. Es así como el presidente de los Estados Unidos puede deshacer lo que hicieron los expresidentes: él es el que está allí hoy. No hay mejor manera de limpiar el legado de tu familia, ¡simplemente orando correctamente! ¿Te imaginas lo bueno y misericordioso que es Dios? Todo lo que Dios necesita es alguien de tu familia que tome legítimamente la libertad que nos dio, porque Él mismo no puede tocarla, esa es nuestra soberanía, y darle la vuelta a Su favor, y luego ¡se enciende por nosotros! En ese momento, satanás no tiene más derechos que pueda usar para bloquear a Dios. Y todo esto puede suceder porque Jesucristo vino a liberarnos del cautiverio (Lc, 4.) Tú cancelas esos acuerdos con el maligno y asumes el poder de salvación y limpieza de Jesús. Y mientras limpias tanto el pasado como el futuro, obtienes sanación para el presente, porque has recuperado tu libertad y poder sobre el enemigo, le has renunciado libre y conscientemente y lo has mandado (tu libertad) hacia Dios. Y ahora, con esta renuncia ¡verás las compuertas de los poderes celestiales de Dios abiertas para inundar tu vida y la de tu familia!
¿Todos los miembros de la familia deben orar por esto, o al menos estar de acuerdo? No. ¿Estuviste cerca cuando esas personas, o algunas veces sólo una persona, tomaron esas malas decisiones por las que todos pagaron después? Por supuesto, cuantos más miembros de tu familia recen esta oración, mejor, pero no es una condición. Es asombroso cómo Dios puede tomar lo mínimo que podemos ofrecer para hacer grandes cosas por nosotros. ¡Sólo necesita una persona para hacerlo bien y verás lo que sale! ¡Sólo necesita una excusa para bendecir a toda la familia!
No voy a entrar aquí en las increíbles sanaciones de familias enteras que he presenciado en los últimos diez años en los que he participado en estos seminarios de sanación familiar. Espero que algún día salga un libro para ser exhaustivo acerca de este tipo de oración, pero creo que, incluso sin esperar, podrás escribir tu propio libro de las sanaciones de tu propia familia, del cual serás testigo mientras aplicas esta oración a tu familia. También en los seminarios normalmente proporcionamos a los participantes una oración de seguimiento específicamente preparada para continuar en casa. Esta misma oración también funciona como «oración de emergencia» para alguien que aún no puede asistir al seminario de sanación.